“Sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no darlo”. William Arthur Ward
Comienza un nuevo año lleno de retos y de incertidumbres, con planes en puerta y metas por realizar. Si eres una persona previsora seguro que ya trazaste una hoja de ruta de las acciones que emprenderás para conseguir llegar a buen puerto pero, ¿no olvidas algo?
A lo largo de los años he comprendido lo importante que es planear y prever, así como detenerse a reflexionar sobre el camino andado. Ahí podemos encontrarnos con una gran fuente de información y aprendizaje. Parte invaluable en este aprendizaje es el agradecimiento. Agradecer no solo es un acto de amor, es un acto de sabiduría. No solo se trata de un sentimiento sino es al mismo tiempo una actitud y estoy convencido que la gratitud es una cualidad que todas las personas poseemos.
David Steindl-Rast, monje benedictino, afirma que si queremos ser felices debemos ser agradecidos, porque no es la felicidad lo que nos hace agradecidos, sino que es el agradecimiento lo que nos hace felices. Esta afirmación fue confirmada por el profesor P. Murali Doraiswany, experto en longevidad del cerebro y la salud mental, del Duke University Medical Center de Durham, en Estados Unidos. Él ha demostrado los efectos beneficiosos de la gratitud no solo en el cerebro, sino también en el cuerpo: “Si el agradecimiento fuera una droga sería el producto mejor vendido del mundo, ya que afecta a todos los órganos principales”.
El simple acto de dar las gracias con sinceridad provoca la liberación de neurotransmisores en nuestro cerebro como la dopamina y la serotonina, conocidos como los mensajeros de la felicidad. También se libera oxitocina, hormona a la que se le relaciona con el amor, los instintos maternales y la capacidad de vincularnos socialmente. Los efectos de la gratitud son notorios en el reforzamiento de nuestro sistema inmunológico, mejora nuestro ritmo cardiaco, así como la presión sanguínea y los niveles de azúcar en la sangre. Además, el agradecimiento tiene la capacidad de sanar heridas psicológicas.
Cabe señalar que para que estos beneficios ocurran es necesario que el agradecimiento sea sincero, debe ser real. Para que nuestro cuerpo reaccione, es necesario que sienta el efecto positivo del agradecimiento.
Eckhart Tolle, autor del best seller “El Poder del Ahora”, señala que si la única oración que pronunciáramos en nuestras vidas fuera Te doy las gracias, con eso sería suficiente.
Te invito a que en esta evaluación de tu año agradezcas por los buenos momentos, por los malos momentos y que incluyas en la lista de propósitos hacer de la gratitud un hábito. Ten presente que la gratitud da sentido a nuestro pasado, trae paz al presente y crea una visión para el mañana.
Muchas gracias por acompañarnos este año que recién termina y gracias por estar dispuesto a caminar juntos en este nuevo año que apenas comienza.
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Por: Andrés Mayo